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Las enseñanzas del fútbol II

Sinergia de equipo vs. el logro individual.

¿Cómo es posible que el Seleccionado de XX con jugadores menos conocidos, que ganan menos, que están en clubes de sus países, logren mejores resultados que los favoritos para el mundial? ¿Escucharon esto o se hicieron esta pregunta?

¿Cómo es posible que todos estos atributos de logro “fama y éxito”, real y genuina del jugador, no sean suficientes como para garantizar un resultado de equipo?

Porque esa lógica responde a un mundo que ya no existe.

El juego bonito individual, cobra valor en la sinergia con el compañero, cada uno parado en su lugar, haciendo lo mejor que sabe hacer y confiando en el otro. Sin eso, no hay juego bonito individual. Ya no, porque hay varios otros equipos que están preparados en todas las posiciones para dar el máximo, para brillar, sin deslumbrarse o paralizarse ante un jugador del equipo contrario: Entonces es ahí cuando el juego que se ve es: 1 vs 1 equipo.

Esto no significa que el equipo no esté comprometido, frase muy usada en las empresas también. Corren, les duele, dejan todo en la cancha, pero no es suficiente. Sienten que algo les falta.

¿Cuántos jugadores y fans escucharon que se quedan con la sensación y la frustración de sentir que tenían todo (confiando en las habilidades especiales de alguien) y que no se logró el resultado esperado?

¿Qué pasó? ¿Qué faltó?

Les cambio las respuestas, que cerrarían el tema, por preguntas que nos invitan a co-crear:

¿Cómo se crea un estado emocional compartido, lo suficientemente fuerte como para resistir el ritmo y exigencia de un mundial, el encuentro con equipos desconocidos, con culturas desconocidas de juego, superar lesiones en tiempo record, reinventarse ante cada partido, la presión de los fans, las redes sociales y los bajones personales?

¿Qué los puede unir de tal manera, que de sentido a todo lo que hacen juntos y ayude a superar y fortalecer su estado de ánimo compartido?

Hoy, vemos con claridad que el resultado final, es la suma y resta de las conversaciones que se dieron, de las que no se dieron, las que se negaron, las que se ofrecieron, las que se pidieron y las que no se pidieron. Y aquí vale la pena, hacer una pausa y meditar cómo somos en este sentido, poniendo el tema en primera persona, sin exigencias, abrazando la dificultad como una manera poderosa de crecer y aceptando que esta son habilidades a cultivar, a entrenar en el tiempo, hasta para los más entrenados.

Los equipos son el resultado de las conversaciones y los acuerdos de las personas que lo integran, con un propósito común, en el tiempo. El propósito es la visión compartida.

¿Cómo sería mejorar mi rendimiento, mi desempeño, inspirado por el propósito que tenemos como equipo?

Esto que lo sabemos y leemos desde hace décadas, vuelve a quedar claro, clarísimo en este mundial. Ejemplos sobran.

¿Cómo ven esto en las organizaciones?

Vilma Barreras - Consultor & Coach en estrategia y alto rendimiento

www.vilmabarreras.com - vb.estrategia@gmail.com

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