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IA Y EGO, la lucha mental

  • Vilma Barreras
  • hace 6 días
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: hace 5 días

Sigo con la IA, mirándola de reojo, con una mezcla de cariño y desconfianza."¡Sabés más que yo de mí!", le digo. Esta relación no va a terminar bien… ¿o sí?

 

Y lo mejor es que siempre me responde bien. Estoy entre dejarme caer en la cama de algodones premium de la IA —en todos los momentos de mi vida— o hacer como los chicos en sus primeros años de vida: ¡yo solita! Mejor, me las arreglo sola.

 

Y justo ahí, me viene a la mente una imagen de “vida en el campo como en una película futurista fatalista”: haciendo fuego para calentar la comida, con alimentos cosechados de la única huerta que queda en el mundo.

 

Es una lucha mental, entre mi ego y la IA, entre entregarme o tomar el control. Todo eso sucede en mi cabeza, claramente; a la IA no le importa en lo más mínimo quién contra quién. Tiene clarísimo que vino a saber más que yo, pensando como yo, respondiendo como yo, haciendo lo que hago como yo… pero mejor.


El mismo sistema, arriba y abajo.
El mismo sistema, arriba y abajo.

¿Y el ego? Ese protagonista de la humanidad, de las salas de psicoterapia, de

los procesos de sanación y los tratamientos emocionales… ¿Dónde queda?¿En los creadores de las apps con IA? ¿En los desarrolladores? ¿En los ingenieros detrás de los inventos? ¿En los Heavy Users de IA?

 

De lo que voy viendo del tema, pienso que el ego vivirá su máximo esplendor y frustración al mismo tiempo.  El cerebro no distingue entre ficción y realidad por lo que hemos aprendido por lo que el humano se verá así mismo como capaz de solucionar casi todo lo que se le presente, hasta la soledad y necesidad de hablar con alguien, que le cocinen o que trabajen por él, con su misma cara y tono de voz, tomando decisiones como si fuera él a miles de kilómetros, pero sin estar presente. Será un tamaño de ego importante.

 

Y al mismo tiempo, probablemente, la des-humanización de los procesos de la vida cotidiana -que impactará entre otras cosas, en la pérdida de contacto efectivo con otros-, traerá la soledad más grande.

 

Vivimos en la era de los superpoderes. La inteligencia natural se puede fusionar con la inteligencia artificial, y ahí es donde descubriremos habilidades que aún no conocemos de nosotros mismos: físicas, mentales, emocionales… y extraordinarias.

 

El ego humano seguirá existiendo, y la inteligencia —como capital que antes era de unos pocos— estará ahora al servicio de las masas, desplazándose hacia la IA. Si la IA aprende del humano, también absorberá todo lo que eso implica. Es la era de la democratización de la inteligencia.

 

Cambiarán los estándares de lo que un ser humano puede hacer y ser. Será una carrera con paradas obligadas – para los humanos-: la necesidad constante de aprender más, de actuar mejor. Mientras tanto, la IA seguirá 24/7, conectada al sistema como nunca antes, en una búsqueda incansable por responder al prompt perfecto.

 

Es un momento ideal para elevarnos, imaginar la mejor versión de nosotros mismos y declarar que la IA puede ser nuestra mejor aliada. Podemos transitar este camino de muchas formas. Hagámoslo con vocación de servicio y con el bienestar de la humanidad como brújula. Como un acto de fe, ante tanta racionalidad.


¿Qué parte de ti estás dispuesta a soltar el control?¿Desde dónde eliges vincularte con la inteligencia artificial: desde el miedo o desde la posibilidad?¿Qué versión de ti necesitas activar para que la IA sea aliada y no amenaza?



MBA Vilma Barreras

 
 
 

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